James Cameron, director de Avatar, presenta una de las más ambiciosas y visualmente impresionantes propuestas de principio de año que eleva la barra para el resto de los grandes estrenos del 2019.

“No me quedo inmóvil ante la presencia del mal” es una de las frases más populares de la publicidad de Alita: Battle Angel, la nueva propuesta de acción y ciencia ficción del mexicano Robert Rodríguez (Sin City). La frase, aunque trillada, encapsula todo lo que caracteriza a su protagonista: una heroína con intenciones puras que se mueve impulsada por un innato deseo de hacer el bien, no importa qué. Esa es Alita, personaje central de esta épica de 142 minutos que evoca, en ambición e innovación visual, a películas como Terminator 2: Judgement Day y Avatar. En esta ecuación el denominador común no es otro que James Cameron, quien aunque no dirige esta película, ha dejado una innegable marca en ella, que, para bien o para mal, la persigue del primer al tercer acto.

En la piel, o mejor dicho, caparazón de Alita está Rosa Salazar (Birdbox), cuya fantástica interpretación vía captura de movimiento del personaje titular inspirará comparaciones con Zoe Saldaña en Avatar y  hasta el maestro Andy Serkis en Lord of the Rings o Planet of the Apes. Junto a los visuales, construcción de mundos y secuencias de acción, Alita es lo por la milla extra lo mejor que tiene para ofrecer esta propuesta, la cual oscila entre emocionante y familiar, para quienes pueden identificar las tendencias de un cineasta adquirió fama por reciclar tramas pasadas y pintarlas con innovación tecnológica. La práctica es admirable y hasta segura, considerando que una fórmula similar resultó en el éxito de Avatar en la taquilla global, donde todavía defiende la cima de las más taquilleras en la historia.

Alita llega a la vida del científico Ido Dyson (Christoph Waltz) en el año 2563, en un planeta Tierra que ha sido devastado por la catastrófica guerra conocida como The Fall. Buscando entre chatarra en la ciudad-vertedero conocida como Iron City, Dr. Dyson encuentra la cabeza de un cyborg con cerebro intacto. Con un cuerpo que había sido creado inicialmente para la hija del Dr. Dyson, Alita despierta en un mundo que no conoce, pero está lista para explorar desde el primer día. Rápidamente, con la ayuda de Hugo -quien la introduce al violento y competitivo deporte de Motorball- Alita comienza a descubrir la maldad que se esconde entre los callejones de una ciudad olvidada en la que el mayor deseo de sus habitantes es conseguir el codiciado boleto dorado que los llevaría directo a la ciudad flotante de Zalem.

20th Century Fox

Una de las mayores cualidades de Alita: Battle Angel es que, en todo su esplendor, nunca deja de ser una historia personal centrada en la fuerza del amor; elemento siempre presente en las tramas principales de esta historia. Por una parte, Alita actúa por un impulso foráneo para ella. Sus decisiones reflejan un limitado entendimiento de lo que siente y las consecuencias de sus acciones, lo que la hace una refrescante heroína con defectos, una rareza en el Hollywood contemporáneo de héroes invencibles. Por otro lado, las intenciones de su creador, el Dr. Dyson, también vienen de un lugar puro. Cada una de las piezas que forman el nuevo cuerpo de Alita fueron creadas en su momento para la hija que no pudo salvar.

Pero si de creación se trata, no es justo pasar por alto la increíble labor de Weta Digital, la compañía neozelandés encargada de los efectos visuales de la película, desde la increíble realización de Alita, hasta la manera en que logran que en una historia relativamente íntima pueda resaltar la grandiosidad del mundo exterior y una ciudad flotante que, aunque solo vemos por pedazos, promete un lugar de oportunidades para los protagonistas.

Este es también uno de los pocos traspiés de la película, cuyo tercer acto parece estar más interesado en comenzar a construir para una inevitable continuación, lo que podría dejar a algunos con las ganas de ver mayor resolución dentro de las 142 minutos de duración de Alita: Battle Angel. Pero si el esfuerzo no es del todo descartable es por la presencia de dos figuras que prometen estar más involucradas en la siguiente etapa de Alita, la cual también promete explorar más a su protagonista como una valiente guerrera.

Pero tal vez lo más sorprendente de Alita es que en el centro de todo hay una simple historia de amor, creíble mayormente por el excelente trabajo de Salazar y Keean Johnson como Hugo, el interés amoroso de la heroína. Johnson es solo parte de un sólido elenco secundario que incluye a Jennifer Connelly, Ed Skrein, Eiza González y el ganador del Oscar, Mahershala Ali (Moonlight, Green Book).

En esencia, Alita: Battle Angel se puede describir como una versión futurística de la historia de Frankenstein con un toque de deporte extremo y una dosis mayor de ciencia ficción. El reciclaje de historia será para algunos un defecto, mientras que para otros una virtud. Lo que no se puede negar es que al igual que su protagonista, los temas de Alita: Battle Angel pegan fuerte y crean anticipación para un nuevo capítulo en la historia de Alita.

 

Crítica de Alita: Battle Angel
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