Crítica de Crazy Rich Asians: el amor en tiempos de riqueza

Nada de eso daña la experiencia, si acaso son pajas que le caen al champan. Crazy Rich Asians es encantadora, entretenida y me dejó con ganas de pasar más tiempo con sus personajes principales y otros de apoyo, como la Peik Lin Goh de la comediante Awkwafina (Ocean’s 8) y su divertidamente imprudente familia.

Mucho se ha hablado de Crazy Rich Asians como un vehículo para presentar cultura china a la audiencia masiva. Hubiera querido ver más de la vida real en lugar de la sociedad inmensamente rica pero, el filme mantiene el foco en el conflicto entre Rachel y Eleanor Young, la madre de Nick, interpretada con frialdad e imponencia por la gran Michelle Yeoh (Crouching Tiger Hidden Dragon).

En lugar de elogios y admiración como está acostumbrada, la exitosa carrera de Rachel es recibida con desdeño, al Eleanor verla como producto de la obsesión estadounidense por el triunfo individual, contrario a la devoción hacia la familia que exige su cultura y tradición. En una sociedad que valora sacrificio sobre sentimientos, Rachel y Nick tendrán la difícil misión de demostrar que su amor añadirá valor a la familia que no puede ser medido en numeros, porcientos y nombres prestigiosos.

La sociedad dice que, como hombre macho testosteronico de pelo en pecho, no se supone que una comedia romántica me guste tanto, lo cual demuestra lo estúpido que es ese pensamiento. E inútil, porque Crazy Rich Asians me encantó de principio a fin. Perfecta película para llevar tu pareja o amistades para encariñarse con sus protagonistas, y alentarlos a que logren superar todos los obstáculos que les pongan en frente. ¡Inmensamente recomendada!