Al terminar de ver “Érase una Vez en el Caribe” me encontré en conflicto. Esta cinta está hermosamente filmada. Múltiples tomas y secuencias son dignas de aplausos y elogios. Quedé impresionado por el hecho de que estaba viendo una película con características puertorriqueñas pero que a la misma vez experimenta con características de otros géneros cinemáticos y culturas; lo hace de una manera técnica tan efectiva (cosa que si soy honesto no pensé que lograría pero me probaron lo contrario). 

“Érase una Vez en el Caribe” nos relata la historia de Encarnación, jíbaro que se encuentra en aprietos cuando su esposa, Pura, es raptada por el dueño de una hacienda quien la quiere hacer suya. 

Las actuaciones del elenco en este proyecto de igual forma son admirables. Me alegró mucho ver a un grupo de actores dándolo todo por esta historia. Se notaba que creían en su película y que fue un trabajo de excelente colaboración entre artistas. Me gustó en particular la interpretación de José Eugenio Hernández como “El Guapo” Escalera, un papel amenazante e intenso que le quedó como anillo al dedo.

Ahora bien, como digo una cosa digo la otra. Hay varios elementos en esta cinta que no me dejan dormir simplemente por el hecho de que eran tan fáciles de modificar. El primero de estos y realmente el más importante es que la historia gira en torno al personaje incorrecto. Esto es algo que me ha estado dando vueltas en mi mente y afectándome ya que me preguntaba cuál era la razón por la cual “Érase una Vez en el Caribe” no funcionaba por completo para mi. El libreto de este filme debió tratar principalmente acerca del personaje de Pura, esposa de Encarnación.

La historia que vemos en pantalla es una de venganza y rescate la cual, desde mi perspectiva, está inspirada considerablemente en los trabajos del director Quentin Tanrantino, específicamente en la cinta de “Django: Unchained”. La diferencia es que al menos en el proyecto de Tarantino pudimos profundizar y conocer al personaje de Django, quien estaba buscando rescatar al amor de su vida de las garras de un esclavista. Esto es algo que le falta al libreto de “Érase una Vez en el Caribe”, ya que apenas pudimos conocer al personaje de Encarnación. Sólo nos enteramos de algunos conflictos pasados que tuvo con ciertos personajes de la película. 

Es mi fuerte opinión que Ray Figueroa, escritor y director de este proyecto, debió haber obtenido su inspiración de otro icónico proyecto de Quentin Tarantino. Proyecto al cual hace una ligera referencia igualmente en su cinta poniendo a Pura en un traje de bodas amarillo, “Kill Bill”. El personaje de Pura, interpretado con excelencia por Essined Aponte, tiene más oportunidad de desarrollo que su esposo y si esto hubiese sido una historia en donde una jíbara rescata a su hija raptada tal vez hubiese sido más efectiva. 

El concepto de héroe misterioso y callado tal vez puede funcionar para películas de acción como “John Wick” pero este relato cuenta con elementos culturales y sociales significativos que son muy preciados para desperdiciar en alguien que simplemente rescata a su esposa porque siente que es su pertenencia y porque en alguna ocasión ésta le curó una herida.

“Érase una Vez en el Caribe” también se hubiese beneficiado de una reducción de al menos treinta minutos, los cuales se tomaron para contar los recuerdos de unas pasadas peleas que el personaje de Encarnación tuvo con varios de los personajes que en el presente son los responsables de raptar a Pura. Estas peleas finalmente sirven sólo para establecer que Encarnación conocía ya a estos personajes pero realmente no tienen algún efecto en la historia central. Bastaba con el hecho de que estos villanos son los captores de su esposa para que lo motivara a pelear con ellos.

Todo esto que he redactado no significa en lo absoluto que pienso que “Érase una Vez en el Caribe” es una pérdida de tiempo. Como dije al principio de mi reseña, hay muchas cosas que me gustaron acerca de esta película y que están muy bien hechas. Una de ellas que me encantó y que de seguro le encantará a los pintores boricuas es que hay ciertas obras de arte a las cuales Ray Figueroa les da vida, algo que llevó una sonrisa a mi rostro. Les recomiendo que vayan y la vean en cines y la juzguen por ustedes mismos. Tal vez estarán de acuerdo conmigo o tal vez no. Pero algo que no se debe debatir es que “Érase una Vez en el Caribe” es progreso para el cine puertorriqueño. La cinta estará disponible en cines desde este jueves 12 de octubre.