Reseña: Tak3n con Liam Neeson

Por Orlando Maldonado

Tak3n es el último intento de traer de vuelta a la vida a una franquicia que artísticamente encontró su muerte en la película anterior, pero que gracias a una fiel audiencia que sólo va en crecimiento, ha logrado mantener su impresionante éxito en la taquilla. Por tal razón, hoy podemos ir al cine y disfrutar de la tercera entrega en una serie que necesitaba ser renovada con urgencia. La transformación viene en forma de la completa eliminación de la fórmula que ya había explorado las primeras dos películas, en las que el protagonista debía rescatar a un miembro de su familia tras haber sido secuestrado. El resultado final, sin embargo, no es la digna conclusión que debió o pudo haber sido. Tak3n es una película que reconoce y continúa la importante tradición de estrenar películas fáciles de olvidar durante los primeros meses del año.

Durante la rueda de prensa de esta película, el actor Liam Neeson me confesó que no la habría hecho si la historia incluía otro secuestro. Tal vez Neeson debió haber sido más específico en sus exigencias, pues en una genial movida por parte de un estudio en busca de exprimir el poco jugo restante, los guionistas Robert Mark Kamen y Luc Besson fueron enviados en una misión ultra secreta: secuestrar el estilo, sencillez y originalidad que hicieron de la primera película una experiencia agradable. No es que Tak3n sea un completo fracaso. El problema es que los buenos momentos son rápidamente opacados por las consistentes fallas de un guión problemático y una dirección monótona que deben ser constantemente rescatados por el protagonista, quien a sus 62 años de edad se mueve mejor que la mitad de los actores jóvenes de Hollywood.

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Si algo mantiene de las películas originales es que presenta una historia intrigante y fácil de seguir. Una tarde, Bryan Mills (Neeson) llega a su apartamento para encontrar el cuerpo sin vida de su ex esposa Lenore (Famke Janssen), con quien mantenía una cordial relación. Poco después llega la policía al apartamento, por lo que Bryan se convierte en el principal sospechoso de su asesinato. Ahora, el retirado agente de la CIA tendrá que emplear sus habilidades una vez más para deshacerse de los agentes que lo persiguen y los mafiosos que buscan terminar el trabajo que empezaron con Lenore. Claro, porque huir de la escena de un crimen para probar que eres inocente es una brillante idea, especialmente cuando sale de la cabeza de alguien que conoce la ley.

Existen películas que toman prestado de otras y de manera ingeniosa le rinden homenaje, mientras evitan ser acusadas de ser copias exactas. Tak3n “toma prestada” la trama entera de The Fugitive, e incluyo la palabra prestada entre comillas porque en vez de darle un giro fresco o complementarla con un toque original, la utilizaron justo como la tomaron. Afortunadamente, la audiencia que disfrutará de esta película ya debe haber olvidado The Fugitive, si en algún momento la vieron.

La primera notable diferencia es que en la tercera entrega se abandonan por completo las localidades extranjeras de las primeras dos películas y quedan reemplazadas por la arquitectura monótona y el tráfico desesperante de la ciudad de Los Ángeles, dónde Mills, en lugar de dedicarse a eliminar adversarios que se crucen en su camino, pasa la mitad del tiempo huyendo y programando encuentros privados con su hija Kim (Maggie Grace). Por alguna razón extraña, los guionistas decidieron que era necesario volver a desarrollar la relación entre padre e hija, como si matar mafiosos al otro lado del mundo no hubiese sido prueba de amor suficiente. El diálogo entre Neeson y Grace es cómico hasta cuando no intenta serlo y te hace extrañar la buena química entre el protagonista y Famke Janssen. Juntos, los veteranos actores proveen las escenas más genuinas de la película.

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La realidad es que en papel, la trama de Tak3n  suena tan poco original como lo hizo la primera antes de su estreno. Sin embargo, la ejecución de Pierre Morel la elevó a lo que hoy día consideramos una digna película de acción. Este no es el caso de la tercera entrega, cuyo único estilo sobresaliente es la hiperactividad de la cámara, lo que resultará atractivo para unos y agotador para otros.  Durante las escenas de acción, el director Olivier Megaton insiste en cortar las tomas tras uno o dos segundos, dejándonos con un reguero del que Michael Bay estaría orgulloso, aún cuando la película va dirigida a la misma audiencia del extravagante director.

Si de audiencias se trata, tal vez la ofensa más grave de Tak3n es que se desenvuelve confiada en que la suya aceptará las cosas como se ven, sin cuestionar por qué Bryan Mills se ha convertido en una parodia del personaje que una vez fue. ¿Cómo escapa de explosiones y caídas mortales? La realidad es que ni Megaton ni sus guionistas tienen esta respuesta, por lo que deciden abandonar al protagonista justo cuando el guión requiere una explicación y lo reintegran a escena cuando ya está sano y salvo. Nadie se hace estas preguntas, pero tal vez no importa cuando el propósito de esta película no es encerrarte en tu cabeza en busca de explicaciones, sino que escapes de ella por 120 minutos o más.

Nosotros, como audiencia ejemplar que somos, nos vestimos de ovejas y aceptamos todo lo que se nos presenta pues nos entretiene. Después de todo, se trata de Bryan Mills, un ex agente de la CIA con un set particular de habilidades que circula los 60 años de edad y puede con todo, ¿no?

Pero seamos honestos, nadie irá a esta película esperando la próxima gran joya del cine. Si de entretener se trata, la acción y humor en la película hacen su trabajo. Si algo queda demostrado, es que a sus 62 años, Liam Neeson sigue dando cátedra como pionero en el género de acción.