Debo admitir desde el comienzo que yo no suelo ver películas de terror. Nunca le he visto el atractivo de uno sentarse en un cine para ser asustado; si quiero sentir miedo de verdad, mejor prendo las noticias.

Sin embargo, la abundancia de críticas positivas que ha recibido Hereditary—al nivel que actualmente cuenta con un admirable 90% en Rotten Tomatoes—me intrigaron, y decidí verla en el cine para ver de qué tanto estaban hablando.

Simplemente, la película se trata de una familia que lentamente desciende a caos cuando muere la abuela Ellen. Por gran parte de la película, las prácticas ocultas de Ellen y sus consecuencias son insinuadas, pero no es hasta que se trae el elemento de un ritual para contactar espíritus muertos que la película se asemeja más a lo típico del cine de terror, culminando en unos últimos 10 minutos de terror total llenos de imágenes grotescas para completar.

Una de las cosas que separa a Hereditary del estereotipo del cine de terror es su falta de dependencia en los “jump scares”. En vez, la película opta por dejar a todas sus audiencias en un estado de tensión que nunca parece acabar. Cruza muy temprano la línea de cuán lejos tú piensas que una película iría, así que ya entonces cualquier cosa es posible, para el terror y ansiedad de su audiencia. Mientras otras veces tal vez has podido asegurarte: “no, los creadores nunca harían eso”, aquí Hereditary te quita ese lujo y te deja indefenso ante la trama.

Aunque está todo lo siniestro relacionado a Ellen, junto al comportamiento extraño de su nieta Charlie, Hereditary argumenta que el horror verdadero yace más cerca de la realidad que lo que uno quisiera pensar. Es aquí donde la película brilla. Por ejemplo, el momento que más resalta de la película, que ocurre a finales del primer acto, es tan aterrador y tan efectivo porque en vez de ser un evento sobrenatural y fácil de descartar como embuste, es en realidad un accidente repentino. Aquí Alex Wolff, como el hijo adolescente Peter, logra cautivar a la audiencia con tan solo una mirada, llevándote a sentir su mismo horror mientras va comprendiendo la realidad de lo ocurrido.

Pero asimismo que Wolff se destaca por su actuación en lo que seguramente ha sido su rol más exigente hasta ahora, la que realmente resalta en la película es Toni Collette como la madre artista de miniaturas, Annie. Hereditary en su centro es un drama de una familia, y Collette le da vida a ese elemento con facilidad y destreza. Es una hija desconfiada, una madre autoritativa y una mujer destruida todas a la vez. Sus emociones son palpables en cada escena, no dejando duda alguna de que sería merecedora de una nominación al Oscar por su actuación.

Sería incompleto hablar sobre esta película sin mencionar el labor técnico que eleva a Hereditary. La visión del director Ari Aster lleva a que mucho de la película se sienta como las mismas miniaturas que la personaje de Collette crea, un elemento estilístico que ha sido resaltado en los trailers. Esto es combinado con cortes entre escenas intencionalmente discordantes para contribuir al ambiente de tensión. Añádele un manejo de sonido que valora el poder de un buen silencio—y que sabe exactamente cuándo romperlo para causar el mayor espanto en su audiencia—y tienes el éxito cinematográfico que es Hereditary.

Sin embargo, todo esto no es decir que la película es perfecta; su mayor falla es el giro final que toma, cuando sale a la luz la razón verdadera de todo lo que ha ocurrido y la película parece ir de cero a cien en apenas un instante. Esto es debido a que Aster construyó la película de tal forma que uno como espectador solo sabe lo mismo que los personajes que vemos. Aunque respeto su decisión y entiendo que es una técnica efectiva para adentrar su audiencia en la acción, cuando llevas casi dos horas buscando la razón detrás de todo el sufrimiento de la familia, la sencillez de la respuesta—junto a su naturaleza sobrenatural—resulta decepcionante.

Claro, entonces cuando uno mira para atrás, vas notando todas las claves que te perdiste cuando primero viste la película, y te vas dando cuenta que el final era un poco menos inesperado que lo que primero pensaste, aunque siempre igual de perturbador.

Hereditary no se conforma con los clichés del género, optando en vez por una trama que toma su tiempo en desarrollarse pero siempre se mueve con propósito. Combina los horrores de la vida real con lo sobrenatural y lo grotesco, resultando en un filme que se queda contigo mucho tiempo después de que pasen los créditos.

Hereditary llega este jueves, 28 de junio a las salas de cine de Puerto Rico.

Review: Hereditary como re-introducción al cine de terror
4.0Overall Score
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