Mi experiencia con el mundo de la lucha libre es complicada. Cuando era menor de edad definitivamente solía disfrutar de los eventos de esa industria de entretenimiento pero al llegar a mi juventud le perdí el gusto. Supongo que se debió al hecho de que me comencé a aburrir por ciertos aspectos que encontré monótonos pero, más importante aún, perdí el sentido acerca del por qué este deporte teatral es tan significativo para muchas personas. Y quería comenzar esta reseña expresando esto ya que es algo que se explora y que aprendí mientras veía The Iron Claw. Uno de los factores que más llaman la atención e incluso llegan a inspirar a la fanaticada de la lucha libre es el cómo estos atletas trabajan para crear unos personajes que no sólo entretengan, si no que también provean y representen los niveles de superación que el humano puede alcanzar cuando es enfrentado por adversidad. Y esto es algo que los hermanos Von Erich hacían con excelencia en el ring.
La nueva cinta de la casa productora A24, The Iron Claw (La Garra de Hierro), explora la historia de la familia Von Erich, quienes se destacaron de manera legendaria entre los 70’as y 80’as en el ring. Aún siendo esto cierto, este proyecto explora las luchas emocionales y psicológicas que estos cinco hermanos enfrentaban dentro de su propio hogar, específicamente con su padre, quien los empujaba a “ser los mejores” sin ninguna consideración por sus estados de salud o sus deseos personales.
Esta película me encantó por mil razones pero el libreto se destaca entre todas, escrito por Sean Durkin, quien también dirige. La razón por la cual me gustó tanto es porque en tiempos recientes se han estado produciendo filmes e incluso series que han hablado acerca de los conflictos de vida que las mujeres atraviesan en la sociedad o en sus familias. Temas que son y serán cruciales de explorar mientras el tiempo progrese. Así que Durkin toma esta increíble oportunidad para adentrarnos en una conversación acerca de los conflictos de vida por los que atraviesan los hombres, especialmente aquellos criados en esa época.
Los estigmas sociales que se convirtieron en gran parte de la crianza de muchas personas y los educaron a pensar que “los hombres no lloran”, “tienes que aguantar lo que la vida te lance y seguir”, “siempre se el más hábil”, “siempre se el más fuerte”, se convierten en las temáticas de esta historia. Y el famoso movimiento luchístico que le sirvió a los hermanos Von Erich y le da título a esta película, The Iron Claw (La Garra de Hierro), se convierte en una metáfora que explica el nivel de presión bajo la cual estos jóvenes se encontraban constantemente.
También me pareció interesante, en el sentido más trágico posible, el que a través de los años los hermanos Von Erich se enfrentaron a una vieja superstición dentro de su familia basada en su apellido. El apellido legal de la familia es “Adkisson” pero el padre de los chicos, quien también fue luchador, se apropia del apellido Von Erich para su personaje en el ring, el cual se rumoraba que estaba maldecido y traía mala suerte. Este rumor se convierte en una fuerza negativa en todos los aspectos ya que cada vez que ocurría alguna tragedia en la familia se le achacaba a esta maldición. Este hecho afectó psicológicamente a los hermanos quienes, además de tener que luchar contra los problemas seculares de la vida, llegan a creer que esta superstición es la culpable de que no puedan progresar, así llevándolos a unos finales trágicos.
Las actuaciones del elenco en esta película me impresionaron mucho, en especial la de Zac Efron quien hace el mejor trabajo de su carrera hasta el momento interpretando a Kevin Von Erich. También resalto la actuación de Harris Dickinson, quien proveyó mucho corazón y carisma interpretando a David Von Erich. Siento que Dickinson tiene el potencial para convertirse en una verdadera estrella de la industria.The Iron Claw es una de las mejores películas de deporte que he tenido el placer de ver en un buen tiempo y les recomiendo que no se la pierdan cuando salga en cines este jueves 21 de diciembre.