Obviamente las cosas no salen bien pues Keda termina colgando del lado de un alto risco luego de ser atacado por un búfalo. Dándolo por muerto, Tau abandona el lugar para llevar la ansiada comida a su necesitada tribu. Keda despierta solo y tendrá que usar lo aprendido, más nuevos trucos, para sobrevivir el camino de vuelta a casa justo comenzando la era de hielo. Todo esto ocurre hace 20,000 mil años, no hay Uber ni Lyft que llamar, ni siquiera un taxi que te cobre de más. Quizás habían secadores de pelo porque el cabello de McPhee se mantuvo regio hasta en los peores momentos de lluvia y lodo.

Alpha es una imaginación de cómo comenzó la amistad entre el hombre y el perro, pues Keda es atacado por una manada de lobos, cuando logra lastimar su líder. En lugar de matarlo, Keda lo asiste hasta sanarlo, nombrándolo Alfa y juntándolos en una misión de sobrevivir los peligros mortales de la naturaleza, tanto la exterior como la interior, superando la desconfianza mutua y en sí mismo.

El director Albert Hughes se lleva puntos extras por el atrevimiento de hacer esto casi una película muda, con los pocos diálogos en algún lenguaje nativo americano, usando subtítulos. A Smit-McPhee le toca el peso mayor en sus hombros de mostrar la transformación de Keda de niño a hombre a través de las emociones en su rostro y cuerpo. El actor demuestra que tiene mucho que ofrecer, y queda esperar verlo en otros proyectos con mejor guion.

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