Crítica: The Meg es exactamente lo que esperas

A estas alturas no se supone que estés esperando la próxima ganadora del Oscar como mejor película sino un divertido rato en el cine viendo a Jason Statham peleando contra el tiburón más grande que ha existido. Por la mayor parte, The Meg lo consigue sin pretender ser más de lo que ofrece en sus trailers.

Statham interpreta a Jonas Taylor, un capitán naval que toma la difícil decisión de dejar atrás dos hombres para salvar 11 de un submarino destruido. Taylor asegura que fue obligado debido al ataque de alguna criatura gigantesca, lo cual nadie le cree. Cinco años más tarde, es llamado de vuelta a la acción cuando le piden ayuda para rescatar tres científicos, incluyendo su ex esposa Lori (Jessica McNamee).

En un filme sobre un tiburón de 80 y pico de pies, el mayor milagro es que Taylor nunca perdió sus abdominales mientras vivía bebiendo y durmiendo en su bote.

Se trata de una expedición para probar que la trinchera de Mariana no es el verdadero fondo, sino una nube cubriendo un mundo acuático completamente nuevo, repleto de especies por descubrir. El proyecto es fundado por un multi-millonario (Rainn Wilson) y manejado por un diverso equipo de expertos como Zhang (Winston Chao), Jaxx (Ruby Rose, posando para la cámara cada vez que puede), DJ (Page Kennedy), Suyin, (Li Bingbing, buscando redimirse de Transformers: Age of Extinction) y Toshi (Masi Oka, el Hiro de Heores), entre otros, complementando el potencial buffet para el monstruo.