Establecida en “un futuro cercano” según describen los títulos de introducción de la película, Ad Astra, es escrita y dirigida por la misma persona quien hace dos años nos trajo una historia oscura sobre la obsesión y sus peligros envolventes en The Lost City of Z. James Gray ahora expande su canvas masivamente y se aventura dentro del mundo cinematográfico de la ciencia ficción.
Existe una larga tradición de cineastas que utilizan el espacio sideral para ambientar sus dramas para reflexionar sobre la soledad de la condición humana. Y a pesar de que Gray claramente tomó prestado de películas como Gravity e Interstellar, su acercamiento “Kubriesco” es realmente lo que hace Ad Astra una obra maestra y su mejor trabajo que hemos visto al momento.
Brad Pitt se aventura por primera vez al espacio como Roy McBride, un astronauta stoico quien luego de sobrevivir una grave caída de una antena espacial, es convocado a una reunión secreta en donde se le orienta que la misión que lideraba su padre, Clifford McBride (Tommy Lee Jones) realmente no ha sido perdida como lo ha pensado por casi tres décadas. La Tierra sufre una serie de tormentas eléctricas mortales, y SpaceCom cree que la nave de Clifford, el Proyecto Lima, se está escondiendo cerca de Neptuno y de alguna manera está causando estas tormentas debido a un impulso antimateria. Ahora, depende de Roy asumir la responsabilidad de confirmar que su padre está vivo y traerlo de regreso a casa a salvo, evitando a su vez el final del planeta Tierra.
En esencia, Ad Astra es una historia de padre e hijo contada a una escala cósmica. No es solo la reputación de Roy y su habilidad de mantenerse bajo control en situaciones de alta presión y peligro. Es el hecho de que es su padre, quien podría estar poniendo el mundo en peligro. Y es la interpretación de Pitt cuya introspección a la crisis existencial de su personaje, lo que eleva la película a otro nivel. La película también es protagonizada por Liv Tyler, (una cara conocida en las historias de amor espaciales), como la esposa enajenada de McBride, quien unicamente aparece en “flashbacks” y Donald Sutherland, como el viejo y sensato Colonel Pruitt, quien se le asigna no solo acompañarlo en su misión, pero brindarle información importante y sabia para reflexionar.
Con una narrativa lineal que nunca desacelerar, una secuencia de persecución que se siente como “Fury Road” en la luna, y una visión de suspenso de la galaxia que se abre a la interpretación, Ad Astra es una de las odiseas espaciales más memorables, retraídas y curiosamente optimistas de este lado de “Solaris”. También es una de las mejores, que sin duda le obtendrá la nominación al Oscar a Pitt como mejor actor, el de mejor película a Gray.
Clasificada PG-13
Duración: 2h 2m